¿Es serio el premio Príncipe de Asturias de los deportes?

Si se quiera dar entidad a los premios Príncipe de Asturias, éstos no pueden vivir de acuerdo a las modas del año, para destacar una actuación deportiva ejemplar en un año. Mi punto de vista no varía del que expone Bar Deportes, porque premiar a un chico de 21 años es dejar en evidencia a las grandes figuras deportivas de todos los tiempos, y si miramos al año en cuestión, lo de Phelps está fuera de todas dudas, porque lo suyo viene desde que devutó en Sidney 2000 con 16 años. Premiar a Rafa Nadal es rebajar el nombre del premio al de principito, porque supone obviar el valor de deportistas españoles históricos que se merecen tanto ese premio que no han recibido.

Mientras en el resto de los galardones Príncipe de Asturias, se internacionalizan los premios, el jurado español que le entrega el premio a Rafa Nadal, formado por algunos de los directivos de diarios deportivos que saben que vende más lo de Rafa que lo de Phelps, nacionalizan este premio, quitándole rango y criterio al mismo. Los premios Nobel, a los que intentan seguir el paso, premian toda una vida, y es más un reconocimiento a lo realizado por el personaje en cuestión, que a su figura mediática. No es de recibo, premiar a alguien tan joven, más cuando uno empieza a pensar que a ciertos deportistas no le entregan el galardón, porque dudan si vendrá a recogerlo.

Mis favoritos, y a quien de verdad habría que haberles dado el premio, eran al grupo de quince alpinistas que se jugaron sus vidas en una carrera contra el tiempo, la naturaleza y la montaña para salvar a su compañero y amigo Iñaki Ochoa de Oza. El espíritu del galardón, en esencia, busca premiar la lucha del hombre por superarse a sí mismo, y haber contribuido con su esfuerzo, de manera extraordinaria, al perfeccionamiento, cultivo, promoción o difusión de los deportes. Esos alpinistas, dignificaron el deporte y el alpinismo con su gesta, y nadie hubiera puesto pegas a su justo y merecido galardón. Si no era para ellos, el premio era para Phelps. Lo que pasa que a la natación, los gurús de nuestro deporte lo ignoran, no es mediática, y Phelps no se llama Miguelito. Así de interesado es el deporte español.

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