Esto no es fútbol: El regreso de Kurt Warner

La mentalidad de la sociedad americana, y en concreto la del deporte americano, vive de crear leyendas, de llevar a los altares a los deportistas que luchan contra su destino y logran el éxito. Me entero de la historia de Ken O’Brien, quarterback de la NFL en la década de los 80 y principios de los 90, que al inicio de su carrera era interceptado con bastante frecuencia en sus lanzamientos. Para tratar de atajar este problema, a un abogado listo del club se le ocurrio redactar una cláusula en el contrato de O’Brien, penalizándole cada vez que le interceptaran. ¿Qué sucedió después? Que ante tal grado de confianza demostrado por su club, O’Brien reaccionó de la manera que se podía esperar ante semejante incentivo, paró de lanzar el balón, y se dedicó a jugar a base de carreras. Evidentemente, no pasó de ser un nombre más en la lista de profesionales que jugaron en la NFL.

La SuperBowl XLIII es la del regreso del gran Kurt Warner. Sus últimos años de carrera tienen su imagen en lo que le ocurrió a nuestro O’Brien. Aquellos que un día le encumbraron y perdieron la confianza en él. Vuelven las historias que siempre le han acompañado para engrandecer su leyenda: aquel jugador profesional que no encontraba equipo y se tuvo que ganar la vida un año cargando cajas en un Wal-Mart. De nuevo la historia del jugador que en la temporada 1998 entró como tercer quarterback de los Saint Louis Rams y que en la temporada de 1999, con sólo un partido de experiencia, fue pieza clave en la temporada, hasta ser MVP de la liga con unos registros sorprendentes para alguien con tan poco nombre, y conquistar la Superbowl del 2000. El chico de provincias convertido en héroe. El ideal del sueño americano… (continuación en sportyou).