Google, innovación de calidad

Existen empresas como Dell, Wal-Mart, Southwest Airlines y ETrade, que aprovechando la universalización de la tecnología, han buscado seguir los principios del «value innovation»: valor + innovación. Dar algo de valor a sus clientes, diferenciándose de su competencia y al menor coste. Además, bien introducido en su cultura empresarial.

Si hay otra empresa que ha tratado de seguir los mismos pasos y desde sus orígenes, ha sido Google. Vía Cool News, la newsletter que escribe Tim Manners en reveries, leo este comentario referente a la forma cómo google ha sabido administrar su dinero. Desde el principio, Sergey Brin y Larry Page, fundadores de google, tuvieron claro que para soportar sus búsquedas debían construir una amplia red de ordenadores, pero también sabían que no podían gastarse todo el dinero del que disponían en los mejores servidores, sino que debían disponer de aquel hardware, que la universalización de la tecnología (como apuntamos en una entrada anterior), les solucionase el problema, y al menor coste posible. Bajo ese principio desarrollaron lo que ahora es considerado el corazón de google (pinchar aquí y aquí), y su señal de identidad.

Del mismo modo, como bien indica Tim Manners, esta cultura de google ha provocado lo que se ha llamado «Cheap Revolution», donde las empresas buscan formas más baratas de realizar o mejorar sus productos, aprovechando el descenso en el coste de las tecnologías y las transparencias de precios en internet. Una cosa queda clara: «Todos somos Googlers ahora.»

Por último, conviene no olvidar que gmail sigue al pie de la letra los principios de la «value innovation».

Innovación con mala idea

¿Quién no ha tenido problemas alguna vez en su correo con «I love you», «Ana Kournikova», spam o phishing? Pues bien, toda esta serie de problemas que están tan de actualidad en el mundo internet, también son innovación. Así lo comenta Michael Schrage, autor de un buen libro sobre innovación, Serious Play, en un reciente artículo titulado Wicked innovation. Estos virus son una exitosa forma de innovar porque han cambiado la experiencia en la red y han sabido explotar perfectamente tanto las debilidades humanas como las tecnológicas.

Pero, ¿por qué han tenido éxito?, y ¿qué podemos aprender de ello?, se pregunta el autor. A lo que responde: «Just as society better understands health by better understanding disease, markets better appreciate healthy innovation by grasping the dynamics of pathological innovation.»

Este tipo de innovación con mala idea o malvada, que busca engañar a los usuarios, le hace reflexionar a Michael Schrage, sobre la existencia de dos tipos de innovadores: los que compiten con la innovación y los que compiten contra la innovación, como los virus, ladrones de identidad, phishing… Esa existencia queda expuesta en el siguiente párrafo: «Precisely because cheating is the essence of wicked innovation, we need to rethink the role of competition in its pathology. Two kinds of innovators stand out. The first are those who «compete with» each other; that is, they respect certain rules in their efforts to succeed in the marketplace. The second are «compete against» innovators whose goal is to spread their own inventions and eliminate their competition, free choice in the marketplace be damned. Compete-with innovation is about value creation; compete-against innovation is about value negation.»

Esa «pathological innovation» es algo que ha pasado a ocupar un lugar importante, como refleja el autor: «Honesty compels us to admit that dishonesty is often a superb innovation strategy. Compete-with innovators have little choice but to grow a bit trickier and more deceptive in their own security investments, creating tools such as the online «honey pots» that use dummy credit card data to lure in and trace hackers. Wicked compete-against innovators, ironically and inevitably, will increasingly drive innovation in compete-with markets. The single most important lesson pathological innovation teaches is that the economics of cheating play as great a role in defining value as the economics of adoption.»

Por lo visto, todo puede ser estudiado y analizado y que el engaño sólo busca tapar una oportunidad de mercado no cubierta. Habrá que tenerlo en cuenta.

Aprender del pasado

Con la futura salida a bolsa de Google, no han parado de comentarse los posibles riesgos a los que va a tener que hacer frente, como bien explica The Economist en este artículo. Además, el mundo internet, como el tiempo ha ido demostrando, ha evolucionado en lo que era considerado como lo más importante: de los navegadores a los portales y, en la actualidad, a los buscadores, que es el negocio en boga en la red. Aquí, google, tendrá que enfrentarse a jugadores tan importantes como yahoo y a la alargada sombra de microsoft.

Pues bien, en innovación es bastante interesante echarle algún que otro vistazo al pasado y aprender de la experiencia. En este caso no convendría olvidar como reaccionó netscape a la entrada de microsoft en el mercado de los navegadores y la actitud que tomó microsoft para eliminar a netscape del mercado, o incluso seguir las teorías del judo strategy, para saber qué hacer para ir ganando terreno a un competidor más grande y más poderoso, como bien podría ser para google el caso de microsoft.

Todos los movimientos que ha ido realizando google: froogle, anuncio salida bolsa, gmail, puffin… Siguen una lógica. Google lo sabe. Ha ido aprendiendo de los fracasos y aciertos del pasado. Como hacen todas las empresas innovadoras.

Otra manera de conseguir una invitación para gmail

Google revolucionó las cuentas de correo cuando lanzó gmail. Al mismo tiempo, conseguir una invitación para tener una cuenta se convirtió en algo díficil, si no disponías de un buen contacto, o bien en algo muy beneficioso si estabas dispuesto a subastar tus invitaciones por 60 dólares en ebay.

Como bien se expone en este artículo, y se hace eco de ello google.dirson, existe otra forma de conseguir una invitación para tener gmail: Ir a gmail swap. Lo único, ser original en tu oferta para que alguien recoja el guante y esté dispuesto a invitarte.