Chaplin y Keaton juntos en Candilejas

Charles Chaplin y Buster Keaton surgieron en un momento en que la idea del sin sentido burlesco se impuso en la pantalla. Tomando esa gran certeza, ocurrió que algunos acusaron a Chaplin de sentimental y consideraron a Keaton más cercano al espíritu de su tiempo, refiriéndose a la época del cine mudo que ambos vivieron. Sin embargo, con el pasar del tiempo, y la llegada del sonoro, el prestigio de uno creció y el del otro se apagó, lo cual no quita para que se reconozca la grandeza de ambos cineastas (leáse con mayúsculas).

Una de las claves del éxito de Charlot fue la pantomima, sus movimientos automatizados… la certeza de que el cuerpo habla, como también pensaba el propio Keaton, pero no al nivel de Chaplin, con menos pantomina, pero ambos con altas dosis de planificación para los gags visuales. Y pese a su predisposición, el problema fue que nunca llegaron a coincidir en pantalla cuando ambos estaban arriba, en el auge del cine mudo.

Esta falla iba a quedar para siempre, salvo que en una ocasión, y a mayor capricho de Charles Chaplin, éste quiso rendir homenaje a la figura del cineasta que nunca sonrió en pantalla en una de sus películas. El instante privilegiado ocurrió en ‘Candilejas’, en la escena final en la que Chaplin y Keaton comparten el mismo escenario. Con una idea en la cabeza de Chaplin, recordar al público que hubo un tiempo en que la subversión por lo cómico fue la esencia del mundo del espectáculo… (continuación en blogdecine).

Buster Keaton y los cortometrajes que inspiraron a Pixar en ‘Wall-E’

Entender la parte muda de Wall-E, no sólo implica pensar en Charlot, supone también pensar en el slapstick y en Buster Keaton, sobre todo por la enorme variedad de gags visuales de esta leyenda del cine que sirvieron de inspiración para los animadores. Resulta que es más conocido por sus largometrajes, y sin embargo, la gente de Pixar se fijó en las obras menos conocidas por el gran público para inspirarse. ¿Y cuáles fueron éstas? Sus 19 cortos de la época muda (que dejándome llevar son una pasada).

Cuentan la siguiente anécdota de ‘Buster’ Keaton, que explica perfectamente su espíritu. En una visita que realizó a Cuba en 1932 se iba a hospedar en el Hotel Nacional, y según contaba el botones que le acompañó a la habitación, cuando abrió la puerta, Keaton siguió andando hasta la ventana, la cruzó y desapareció por ella. El susto del botones fue tan grande, que soltó las maletas y salió disparado hacia allí para encontrarse de sopetón al cómico agarrado del alero de la ventana con una mano (se comenta que por aquella época estaba pasando por un divorcio, y sus reacciones eran de lo más imprevisibles). Así eran las especiales bromas del genio, regalos envenenados dirigidos a un único espectador, si eran capaces de disfrutarlas… (continuación en blogdecine).