Ahora que ya no escribo en ¡Vaya Tele! (así, entre signos de admiración, que la gente siempre se olvida de ponerlos), la crisis manda y hay que hacer sacrificios en favor del resto de compañeros, no he recuperado ninguno de los textos que allí hice y que más me gustaban, por cierto. Como en la recopilación que estoy haciendo de todos mis escritos, me pongo manos a la obra con aquellos dedicados a la televisión, empezando por una entrada que escribí en ¡Vaya Tele! hace tiempo, y que viene al pelo, no sólo para sacar a relucir la nueva promoción de ‘True Blood‘, sino para ratificarme en lo que allí defendía, más tras la rectificación de Espoiler con respecto a esta serie y su mala crítica tras ver el pre-air. En concreto con esto:
(…) Por eso me extraña la entrada de Espoiler sobre sus expectativas para el 2008 (aunque reconozco que acierta más que falla en sus recomendaciones), valorando algunas series de las que ya ha visto varios episodios con aquellas en la que sólo ha visto el episodio piloto. Pensado fríamente, no es sostenible, porque al menos las que suspende necesitaría llegar a darles al menos tres capítulos para sacar conclusiones, como ha hecho con las que sí le han gustado. O en caso, contrario, valorar sólo el primer episodio de cada una de las series, para estar en igualdad de condiciones. Y en ese círculo, volveríamos al origen de esta entrada.
Todo necesita un tiempo de reposo, y más con las series, como el cine, lo bueno acaba sobreviviendo. También, estas palabras sirven como recordatorio para indicar que escribiré, en este diario que toca tantos temas, sobre televisión. Principalmente para no perder la forma.
El título de la entrada a la que me refiero, La esclavitud del episodio piloto, y el texto con más de un año de vida decía lo siguiente:
Hablaba con un amigo que trabaja en la televisión, sobre cómo hacían ellos para comprar las series extranjeras que luego programaban, y por qué, si habían apostado por ellas comprando la emisión de las primeras temporadas, luego maltrataban de manera tan cruel su emisión en su canal.
La conclusión que saqué al escuchar su respuesta, es que viven bajo la esclavitud del episodio piloto, que es la misma que tienen las productores que intentan vender sus proyectos de series a las cadenas americanas que pueden llegar a emitirlas. Es decir, todos viajan a Las Vegas o Los Angeles, al mercado televisivo que allí se monta, y van viendo uno a uno todos los episodios pilotos de las series que pueden llegar a ser de interés al público español. Y mi pregunta va en el siguiente sentido: ¿cómo saben ellos, con sólo ver el episodio piloto, cuál va a ser la calidad de la serie, y la respuesta que su público objetivo va a tener sobre la misma?… (continuación en ¡Vaya Tele!).