He visto destacado un párrafo en Kottke sobre una entrevista a Cory Doctorow que me ha llamado la atención, y que explica muy bien la sensación de atasco que algunas veces siento para escribir.
Una de las cosas que he notado sobre escribir cada día es que hay días que cuando escribes una página sientes como que vuelas. Como si la mano de Dios me guiara y tocara mi teclado, y cada palabra es puro oro. Pero también hay días que siento que estoy escribiendo algo olvidable, que sólo sirve para guardarlo en el disco. La cosa es, un mes después, que no puedes notar la diferencia. La diferencia entre un día en el que te sientes inspirado y escribiendo algo bueno y un día en el que sientes que estás escribiendo algo terrible y malo está enteramente en tu cabeza, no está en la prosa.