Cuando la demanda busca oferta

Recupero esta reflexión de hace unos días de Carlos Boyero en su columna del El País titulada «Manipulación«, donde a nivel de consumo televisivo muestra que los «corsarios» lo único que hacen es buscar oferta para su demanda. Cubrir una necesidad de mercado, vamos.

Las mentiras cotidianas a los demás y a uno mismo están perdiendo su coraza. Todo es turbio, perverso y fascinante (como siempre) en la tercera temporada de Mad men, un premio a la infinita paciencia de los que no sabemos piratear en Internet ni somos capaces de seguir una obra de arte a razón de un capítulo por semana y a hora fija en su programación televisiva. Pero también puedes hacerte viejo esperando que las avispadas distribuidoras decidan ponerlas a la venta en DVD. La última y maravillosa temporada de The wire, que TNT emitió en España a finales de 2008, sigue inédita en el mercado de este país. Lo cual hace obligatorio que los cinéfilos se hagan corsarios, que saqueen en la Red lo que no pueden comprar en la tienda.

The Pacific, la guerra mundial en el pacífico

Cuando se dicidieron a hacer Spielberg y Hanks el proyecto de una mini serie sobre las andanzas de un batallón norteamericano durante la 2ª Guerra Mundial, en concreto, en el frente europeo, lo hicieron trasladando lo aprendido durante el rodaje de ‘Salvar al soldado Ryan‘. Contaron la historia de héroes de guerra. Los buenos resultados y el interés de la HBO, hicieron que la idea de desarrollar una historia, pero ahora en el frente del pacífico, cayera por su propio pie.

¿Qué espero con ‘The Pacific‘?. Por un lado, sabemos menos aquí, como fue la guerra del pacífico. Intuyo que será más espectacular en cuanto a efectos que ‘Hermanos de sangre‘, y que por lo general, Hollywood ha tratado mejor, en cuanto a cine, la guerra en el pacífico que en Europa. De hecho, películas buenas realizadas en Hollywood sobre la 2ª Guerra Mundial en el frente Europeo, se pueden contar con los dedos de la mano. Por otro lado, lleva el sello HBO, y eso es como la denominación de origen de La Rioja, imposible que el caldo salga malo.

Vía | sarahnomics

El éxito de las series está en verlas como megapelículas

Hoy en la entrevista de Carlos Boyero en El País, dejaba una de sus perlas a una pregunta acerca las producciones de la HBO:

(…) HBO me parece la creadora del mejor cine que se está haciendo, aunque el formato sea la televisión.

Confirmando lo que comenta Boyero, que cine como el de toda la vida, el bueno, sólo se hace en la actualidad en la HBO, recupero una entrada de ¡Vaya Tele!, en la que comentaba que en realidad las series de la HBO son películas de larga duración.

Todo arranca de Los Soprano y de cómo pensaron sus creadores que debería ser la serie. La novedad residía en que no estábamos con una historia unitaria por capítulo, ni en una mini serie dentro de la serie, sino que la misma debía entenderse como una película de varios días de duración. Así, cuando hablamos de Los Soprano, The Wire, Mad Men, El ala oeste de la casa blanca o A dos metros bajo tierra, lo hacemos relacionándolo con unas películas con una duración de 81 horas y 46 minutos para Los Soprano, 60 horas y 45 minutos para The Wire, 18 horas y 6 minutos para Mad Men, 111 horas y 56 minutos para El ala oeste y 57 horas y 45 minutos para A dos metros bajo tierra.

Visto así, es entendible el éxito que tienen la descarga de sus capítulos y la venta de las temporadas completas de las series. Seguir su hilo argumental semanal cuesta porque la trama engancha de tal forma que el cuerpo pide más, lo que motiva que en muchos casos las sesiones de visionado de las mismas se calculen por horas y varios capítulos de golpe. De ahí la preferencia de sus seguidores y que salvo en raras excepciones, la realización de estas series no tiene sentido fuera de lo que son el círculo de las televisiones de pago. Las películas no tiene el mismo tirón.

Por esa razón, a la hora del planteamiento de las series, incluidas las nacionales, la idea de convertirla en una megapelícula, con muchos hilos argumentales es un paso adelante. Aquí pienso en Desaparecida y su éxito. La serie, los productores la pensaron como una película difícil de estrenar en el cine, pero tenían claro que debía ser una megapelícula. Ahí la apuesta. Ojo que no se trata de seguir los pasos de un culebrón, como sería Sin tetas no hay paraíso, cuenta la calidad también. Aunque megapelícula debería ser un término a tener en cuenta. Y pese a quien le pese, es cine por televisión.

Vía | Kottke

The Wire, la serie, en suma, Dios en televisión

Me entero que van a estrenar en España la quinta y última temporada de The Wire (Bajo la escucha), o como dice un amigo, «Dios en televisión«. Soy de los que piensa que hay series que traspasan las plataformas y que en concreto The Wire es una de ellas, que se pueden ver como 5 peliculas por cada una de las temporadas o como una película de más de 60 horas. Reflexioné sobre ella, cuando se estrenó en TNT España y cuando se estuvo emitiendo la quinta temporada en USA.

  • Del porqué del tardío estreno ‘The Wire’ (Bajo la escucha): Todos conocemos el maltrato que los canales dan a determinadas series de televisión, al amparo de los programadores y esclavos del share, aunque nos quejemos de vicio, porque muchas de las grandes series americanas no se llegan a estrenar en abierto, como mucho nos queda el DVD, y más si son de la HBO (muchos pensamos que esta etiqueta unida a cualquier programa es sinónimo de buena serie). Por este motivo, para mí es algo difícil de entender que una serie como The Wire (Bajo Escucha) no haya sido ni considerada por los canales públicos para probar su valía, ni tan siquiera para ser programada como contenido válido para la TDT, pero claro, es una serie tan buena y cojonuda, en palabras de gente de la televisión, que es imposible que funcione con un share digno en este país. Para qué arriesgar, ¿no?

  • Como otra vez repetí, a la hora de comprar series de televisión, o valorar qué programas son válidos para colocar en sus parrillas, los encargados de contratar, más bien invertir en esas series, van con dos chips en la cabeza, el primero relacionado con la esclavitud del episodio piloto, el segundo relacionado con el poder y la esclavitud a la que llevan los poseedores de los medidores del share. Pero volviendo a The Wire, lo cierto es que ha costado que la estrenen, la brillante idea la ha tenido el canal temático TNT, que la ha empezado a emitir desde la primera temporada, y que de cara al estreno de la segunda temporada, emitirá desde el 3 de marzo, dentro del espacio TNT Deluxe, y para aquellos que aún no la han descubierto, un maratón de lunes a jueves de la primera temporada a las 00:00 h. (lo cual es de agradecer).

    Dicho esto, el único motivo por el que esta serie se estrena tan tarde, es simplemente por lo buena que es… (continuación en ¡Vaya Tele!).

  • The Wire, otra forma de ver la última temporada: Es lo que tienen las cosas buenas (y lo curioso de estas entradas en las que empezamos prácticamente desde el último capítulo), que siempre hay un final, donde intervienen muchos factores para esta decisión, y todo porque alguien entiende que la historia no da más de sí y es mejor darla por concluida.

  • Desde el principio se sabía que la quinta temporada de The Wire (Bajo escucha) sería la última, que todo se iría calentando hasta el Series Finale de 93 minutos, con que nos obsequió este pasado domingo 9 su creador David Simmons. Y eso es algo que está ahí, que unos pocos (los menos en España, puesto que las televisiones nos tienen aún por la segunda temporada), han podido disfrutar por completo.

    En esta entrada no vamos a tratar ese especial capítulo final, sino que nos vamos a fijar en el especial que en Freakonomics han ido realizando según se iban emitiendo los capítulos de esta temporada final. Resulta que en dicho blog, Sudhir Venkatesh, sociólogo de Columbia, y autor del libro ‘Gang Leader for a Day’, se estuvo reuniendo con líderes de bandas como las que representa la serie… (continuación en ¡Vaya Tele!).

Las falsas impresiones de los episodios pilotos

Ahora que ya no escribo en ¡Vaya Tele! (así, entre signos de admiración, que la gente siempre se olvida de ponerlos), la crisis manda y hay que hacer sacrificios en favor del resto de compañeros, no he recuperado ninguno de los textos que allí hice y que más me gustaban, por cierto. Como en la recopilación que estoy haciendo de todos mis escritos, me pongo manos a la obra con aquellos dedicados a la televisión, empezando por una entrada que escribí en ¡Vaya Tele! hace tiempo, y que viene al pelo, no sólo para sacar a relucir la nueva promoción de ‘True Blood‘, sino para ratificarme en lo que allí defendía, más tras la rectificación de Espoiler con respecto a esta serie y su mala crítica tras ver el pre-air. En concreto con esto:

(…) Por eso me extraña la entrada de Espoiler sobre sus expectativas para el 2008 (aunque reconozco que acierta más que falla en sus recomendaciones), valorando algunas series de las que ya ha visto varios episodios con aquellas en la que sólo ha visto el episodio piloto. Pensado fríamente, no es sostenible, porque al menos las que suspende necesitaría llegar a darles al menos tres capítulos para sacar conclusiones, como ha hecho con las que sí le han gustado. O en caso, contrario, valorar sólo el primer episodio de cada una de las series, para estar en igualdad de condiciones. Y en ese círculo, volveríamos al origen de esta entrada.

Todo necesita un tiempo de reposo, y más con las series, como el cine, lo bueno acaba sobreviviendo. También, estas palabras sirven como recordatorio para indicar que escribiré, en este diario que toca tantos temas, sobre televisión. Principalmente para no perder la forma.

El título de la entrada a la que me refiero, La esclavitud del episodio piloto, y el texto con más de un año de vida decía lo siguiente:

Hablaba con un amigo que trabaja en la televisión, sobre cómo hacían ellos para comprar las series extranjeras que luego programaban, y por qué, si habían apostado por ellas comprando la emisión de las primeras temporadas, luego maltrataban de manera tan cruel su emisión en su canal.

La conclusión que saqué al escuchar su respuesta, es que viven bajo la esclavitud del episodio piloto, que es la misma que tienen las productores que intentan vender sus proyectos de series a las cadenas americanas que pueden llegar a emitirlas. Es decir, todos viajan a Las Vegas o Los Angeles, al mercado televisivo que allí se monta, y van viendo uno a uno todos los episodios pilotos de las series que pueden llegar a ser de interés al público español. Y mi pregunta va en el siguiente sentido: ¿cómo saben ellos, con sólo ver el episodio piloto, cuál va a ser la calidad de la serie, y la respuesta que su público objetivo va a tener sobre la misma?… (continuación en ¡Vaya Tele!).