Hace un año fuimos campeones de Europa

El verano pasado la selección española de fútbol nos unió y nos hizo creer que ganar un campeonato de selecciones era posible. Hoy hace un año, saltaba celebrando la victoria de España en la Eurocopa de Suiza y Austria, incluso antes que terminase la final, y levanté el trofeo con Casillas. Pero también lloré, lágrimas de felicidad y tristeza, por aquellos que no podían estar conmigo para celebrar la victoria, porque les habían arrebato la vida. Esto fue lo que escribí al ganar el campeonato: mi recuerdo a los ausentes, ‘también vosotros lo celebrásteis‘, justo es recordarlo.

Hace 10 años y 11 meses que te marchaste, recuerdo como en 1984 me contabas cómo viviste el día que España se proclamó Campeón de Europa en 1964, por la radio, con la misma alegría como la que he vivido hoy. Ausente en cuerpo y presente en mi memoria, como la camiseta de Sergio Ramos recordando a Antonio Puerta (si viviera, como tú, hoy sería también campeón). Hace más de 25 años, me prometí a mi mismo que nunca volvería a llorar por un partido de fútbol, no lo pude remediar cuando la séptima, porque me acordé de tí, ni tampoco hoy cuando alcé la mirada al cielo, y levanté el dedo señalándote, compartiendo mi celebración. Me derrumbé y lloré, lágrimas de felicidad, papá. Somos campeones de Europa, soy campeón de Europa, eres campeón de Europa. Mi felicidad es la tuya, compartida, como aquel abrazo del gol de Maceda.

Cuando a principios de junio empezaba el campeonato, ni el más optimista de los españoles imaginaba que un 29 de junio de 2008, varias generaciones de españoles iban a celebrar un triunfo de su selección de fútbol. Era algo que se deseaba, y que ahora, esta selección de Luis Aragonés nos lo ha regalado. Ya sé como se siente un alemán, un italiano, un argentino, un brasileño, un francés o un griego, gente de la que tenía sana envidia. Ahora sí sé lo que podía pasar por sus cabezas cuando su capitán levantó la copa. Ahora ya no tengo sana envidia. Y como dije una vez, es la hostia. Los 10 últimos minutos saltando y celebrando la victoria, porque no veía a Alemania capaz de hacernos un gol, porque la suerte de los alemanes evitó que se fueran ayer con una goleada. Ni un tiro a puerta. Ni hizo falta Casillas. A lo grande, sobre la base del gusto por este deporte y el balón como parte principal de una manera de entender este juego.

Cuando en la década de los 80, el Nápoles de Maradona hizo la machada de ganar un scudetto, varios aficionados se dirigieron al cementerio de la ciudad, y en una de las paredes pintaron: “No saben lo que se acaban de perder”. Como aquel triunfo, éste no era un sueño imposible. Imagino, como hacía yo al principio de esta entrada, que todos aquellos que por desgracia no han podido celebrarlo con quien hubieran querido, sí lo han hecho. Llorando, mirando al cielo o señalándolo con el dedo en alto. Mi padre no estaba, sí, pero ya se lo estaba contando yo. Lo he podido hacer gracias a estos chicos. Gracias al fútbol y a mi selección, que hacen que me sienta orgulloso de ser español, con letras grandes. Como cuentan en Café Fútbol, “desde ahora, los partidos serán partidos de fútbol y no sesiones de psicoanálisis”. Que se sepa, ahora sí, el sueño puede hacerse realidad: un Mundial es posible. Ya no es un sueño.

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Esto no es fútbol: De Wimbledon, Federer y el «mago» Santoro

«Claro que a mí de chico me encantaba ganar, y hacía todo lo posible para ello, pero siempre desde el respeto, y el disfrute. Disfrutar aunque no siempre ganes. Nosotros no teníamos la ambición de ir a unos Juegos Olímpicos, porque no teníamos esta información. Yo no soñaba con ser ésta o aquella estrella, sino con parecer a mi hermano mayor, porque eso era lo que veía. Hoy lo más peligroso es que no es el niño el que sueña, sino el padre. A mí, mi padre no me contó lo que le había dicho mi primer entrenador («nunca he visto nada igual en waterpolo, tiene 12 años y ya sabe más que yo»), no me lo dijo hasta que fuí el waterpolista Estiarte», Manel Estiarte.

Es el torneo que muchos jugadores odian, por tener que jugar sobre hierba, pero que ninguno se quiere perder. Las palabras de Estiarte me hacen pensar en el torneo londinense, y allí, en Federer y en Fabrice Santoro. Ambos ejemplos para los jugadores jóvenes, a su manera, sobre todo el francés que ha jugado su último partido en Londres, y a quien el suizo admira, por lo que significa en este mundo del tenis tan industrializado.

Santoro ha entendido siempre un partido de tenis, como el juego del ratón y el gato. Él no disponía de las armas de sus jóvenes rivales, pero a base de golpes liftados y otras triquiñuelas, conseguía engatusar a sus rivales y al público. Los jugadores le pusieron el mote del “mago”, porque eso era lo que hacía en una pista de tenis, sacarse golpes de la chistera. Con Santoro nunca llegabas a ver golpes planos a la línea, no, lo suyo era el punto trabajado, buscando el arte con su raqueta como el cincel lo hacía sobre una roca. Bien ha hecho Federer en recordar su retirada. El homenaje rendido de la estrella. Se lo merece.

Lo del suizo en la central de Wimbledon, también es arte. No corre, flota. Ni golpea, al contrario, dibuja ángulos con su derecha. Va de puntillas, sin apenas despeinarse, sacando sus partidos con la facilidad de alguien que disfruta con lo que hace. En una semana de juego, el suizo da una sensación de superioridad que asusta, más, cuando no se atisba nadie en el horizonte que tan siquiera pueda hacerle frente. Va camino del récord de los 15 Grand Slam, de su sexto Wimbledon, de la historia. Correcto, pero verle jugar sobre la hierba de Londres es rendirse a la evidencia: pasen, vean y disfruten. Durante algunos puntos de sus partidos, estamos cerca de la perfección en una pista de tenis. Y él, sin negarlo, echando de menos a Nadal, al otro jugador, Santoro aparte, a quien admira. En el fondo, tributo a dos genios.

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‘Tutu’, animación noruega

Un grupo de estudiantes de animación noruegos (Simon Dahle Nyhus, Bjarte Tjeldflat, Remi Nicolai Robertsen y Einar Naess), presentan su proyecto final de carrera, ‘Tutu‘, en la escuela Idefagskolen. Obra curiosa, diferente y europea, rasgo este último que se le nota bastante. Me recuerda mucho a algún trabajo de la escuela francesa Gobelins (en concreto a ‘Oktapodi‘). Eso sí, le pongo un pero importante, y tiene que ver con el título. Al final, ¿la historia de la persecución de los cavernícolas y el mamouth termina de esa manera? A mi me ha dejado frío, porque al principio la cosa prometía.

Vía | Milk and cookies

‘Eleven roses’, locura de amor

Homenaje al cine mudo, para quien suscribe, a cargo del realizador Pedram Goshtasbpou. ‘Eleven roses‘ es un cortometraje animado que no ha parado de cosechar premios. Buen uso de la música, Charlot me viene a la cabeza al instante, con un trabajo que promete mucho, pero que al final deja la sensación de deja vu. El amor da esos disgustos. Eso sí, la realización es impecable, el motivo real para colgar este cortometraje.

Vía | Compañía perfecta

‘A contraluz’, la trilogía de Eduardo Chapero-Jackson en cines

Me envió un mail Hugo Serra, responsable de marketing y distribución de Prosopopeya Producciones, la productora que está detrás de muchos de los buenos cortometrajes que se han realizado estos últimos años en España, donde me informaba de lo siguiente:

«El 26 de Junio se estrenan en todos los cines UGC CINÉ CITÉ los cortometrajes de Eduardo Chapero-Jackson, agrupados bajo el título de A CONTRALUZ, en 8 sesiones diarias y a un precio reducido. El hecho de que unos cortometrajes se estrenen en los cines ya supone un acontecimiento pero es que, además, la seriedad y la profundidad de estos cortos han conseguido que, al margen de sus incuestionables valores cinematográficos, se hayan convertido en útiles herramientas de trabajo para terapeutas, pedagogos y profesionales de los temas que abordan (la anorexia, la muerte, los recursos naturales). Precisamente por ese interés social, hemos decidido distribuir estos cortometrajes también a través de internet, para que todo el mundo pueda verlos, aunque obviamente esperamos y deseamos que vaya mucha gente a disfrutarlos al cine.«

No sólo me parece un movimiento excelente y en todos los sentidos. Se amplifica la labor de un cineasta con talento como Eduardo, al que el público más generalista conoce poco, y no se impide que la gente si no quiere ir al cine, el precio de las entradas es de sólo 3 euros, disfrute de sus trabajos desde Internet.

En ‘A contraluz’, podremos volver a disfrutar de los cortometrajes ‘Contracuerpo‘, ‘Alumbramiento‘ y del mediometraje ‘The End‘ (los dos primeros se podrán ver desde hoy mismo en Internet, pero para ‘The End’ tendremos que esperar a septiembre). Y uno bien que aplaude iniciativas como ésta. Además, sabemos que el director ya está embarcado en su primer largo… Dejaros de Transformers y aprovechar la oportunidad de ver estas maravillas.

  • Contracuerpo. Protagonizado por Macarena Gómez. Es el primer trabajo de Eduardo Chapero-Jackson. Retrata a modo de fábula oscura, el viaje de una joven que lleva al límite su obsesión: ha preparado su cuerpo para introducirse en un maniquí que será mostrado en el escaparate más visto de la ciudad. Premiado como Mejor Cortometraje en el Festival Latino de Los Angeles, Mejor Corto Europeo en el Festival de Brest y Mejor Ópera Prima Europea en el Festival d’Angers. También estuvo nominado a los Goya y se estrenó en Competición Oficial en el Festival de Venecia.
  • Alumbramiento. Narra cómo una familia se adentra en la última noche de su miembro más anciano, revelando las diferentes formas de enfrentarse al final de una vida. Protagonizada por Mariví Bilbao, Cristina Plazas, Manolo Solo y Marta Belenguer, esta segunda obra de Eduardo Chapero-Jackson ha recabado más de medio centenar de galardones, algunos de la talla del Premio al Mejor Cortometraje Europeo en el Festival de Venecia, Mejor Cortometraje por la Academia Europea de Cine, Mejor Cortometraje en el Festival de Málaga, Mejor cortometraje en el concurso de “Version Española-SGAE” y ha sido premiado en festivales internacionales como los de Krakovia, Puerto Rico o Dinamarca, entre otros.
  • The End. Es el último trabajo de Chapero-Jackson, en el que una familia media norteamericana tiene que luchar por su supervivencia en una nación cada vez más desgarrada por la escasez de agua. Con un extenso reparto internacional encabezado por los actores británicos Samuel Roukin (Happy-Go-Lucky de Mike Leigh) y Natalie Press (Chromophobia de Marta Fiennes), cuenta con la colaboración especial de Miguel Ángel Silvestre. Esta obra se estrenó en la EXPO del Agua de Zaragoza, posteriormente fue presentado por la Fundación Biodiversidad en el Congreso Nacional de Medio Ambiente y en Abril participó en el 5º Foro Mundial del Agua en Estambul. Acaba de ganar el Premio Especial del Jurado en el Festival de Medina del Campo.

Web Oficial | A contraluz