Gracias a una invitación de Enrique Dans pude asistir a la conferencia que dio Martin Taylor en el Instituto de Empresa, y de la que también se hizo eco algún medio tradicional. Quería haberla comentado antes, pero prefería reposar un poco lo que allí se comentó sobre innovación, que prácticamente monopolizó lo que de verdad fue interesante, el coloquio.
Lo importante ya lo comentó Enrique en su blog, incluido lo grandísimo comunicador que me pareció el señor Martin Taylor. Durante el coloquio y a una pregunta, Martin Taylor diferenció entre innovación aburrida, que sería la que realiza Linux y que no reporta ingresos, y la innovación divertida, la que hace microsoft y con la que ganas dinero. Mi punto de vista discrepa con esta apreciación, porque es simplificar el asunto mucho y tener una visión muy a corto plazo. Si de verdad es aburrida, ¿por qué ha despertado el movimiento del open source tanto miedo en microsoft? La innovación tiene eso, al principio puede parecer aburrida, pero luego descarga toda su fuerza y hace que se tambaleen los cimientos de una empresa consolidada, y que al segundo bostezo te arree el estacazo. Como bien dijo Martin Taylor, el asunto tiene unas raíces filosóficas, sin embargo, es hay donde está el meollo de la cuestión: Linux plantea una nueva filosofía de entender como gestionar la innovación, y no es otra que compartir el conocimiento y permitir el acceso a toda la información de manera libre, ya que ahora la red permite la comunicación del talento esté donde esté. Algo bueno debe tener, porque microsoft poco a poco ha entendido que debe acercarse a este movimiento, aunque como bien apuntó Enrique, aún no hayan dado muestras de hacerlo. Y es que, como bien indicaron en el coloquio, sin la aparición de Linux, Microsoft nunca hubiera desarrollado sus productos y no lo hubieran despertado del dulce sueño en el que llevaba inmerso. Y la cosa trae sus complicaciones, porque gobiernos de países como China, India y Corea, como le recordó Pablo, han abrazo Linux, y éstos son posibles clientes que Microsoft no puede descuidar. La conferencia dio para bastante y demostró la premisa de Bill Gates: ‘estamos siempre a dos años del desastre’. Es muy difícil de creer, pero ahora hay alguien que, como indiqué antes, les ha metido el miedo en el cuerpo: sus mismos usuarios quieren el cambio.