El triunfo del innovador

Los habituales conocen la debilidad que siento por el baseball, y en especial por lo que no es el juego, su historia, que es apasionante, y la manera de trasladar este juego al mundo de los negocios, como ya apunté en esta entrada. Recientemente se jugaron las series mundialesdonde los Boston Red Sox, después de conseguir remontar un 3-0 en las series de campeonato por primera vez en la historia, acaban con la maldición del bambino (Babe Ruth sería como Di Stefano) y ganan un título después de 86 años, que se dice pronto. Pero la idea de esta entrada no es rendir homenaje a los jugadores, si no a un innovador de nombre Theo Epstein, que no sólo se convirtió con 28 años en el general manager más joven de la historia, sino que con 31 ha conseguido gestionar un equipo campeón y sin haber practicado este deporte profesionalmente. ¿Sería eso posible en España? La cuestión es que el amigo Theo, un pequeño genio que llevaba la palabra triunfador en la sangre, creyó en las virtudes de entender el juego de una manera distinta, empleando las nuevas ideas que los sabernomianos llevaban varios años explicando y de las que habló Michael Lewis en su libro Moneyball, The Art of Winning an Unfair Game… Para mí ha sido un pequeño triunfo, vale que sea uno de los clubs más poderosos, pero es la demostración palpable de que los innovadores triunfan, en cualquier soporte, y que en el mundo en el que vivimos, el talento es sinónimo de juventud. Las nuevas generaciones leen, se informan, comparten conocimientos y aprenden. De ahí al éxito es cuestión de tiempo.

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