Esto no es fútbol: La censura a los fans en Internet, poniendo puertas al campo

Toda persona con un teléfono móvil con cámara (fotografía y vídeo) y una conexión a Internet, puede, usando herramientas como Twitter, convertirse en un reportero a tener muy en cuenta, si es hábil con lo que tiene entre manos. De hecho en Estados Unidos el fenómeno está alcanzado su mayor cota de popularidad, hasta el punto de que muchas de las fuentes sobre resultados o partidos provienen de los propios fans de los equipos. Yo, que ahora mismo no entiendo la información en Internet sin compartirla a través de Twitter, por seguir con el ejemplo de uso de esta herramienta social, me asombro con las decisiones que adoptan ciertas competiciones y organismos a la hora de poder disponer de su uso. Es decir, la era de la censura y la ley seca vuelven por sus fueros. ¿Cómo se ven ahora términos como la propiedad, el libre uso y el sentido común? Dependiendo de si los mismos apuntan a determinados bolsillos.

Suelo referirme a la ceguera que afecta a los dirigentes que no quieren ver cómo Internet suma en vez de restar en la manera de conocer mejor su deporte, de compartir y de dar juego a los seguidores para conversar. Puedo entender, aunque me cuesta, que quieran hacer efectivos sus derechos, pero delimitar el uso que del mismo hagan los aficionados, que son quienes alimentan su negocio, clama al cielo.

Resulta que la ESPN (la cadena de deporte con mayúsculas en EE.UU.) no permite a sus empleados hacer uso de Twitter sino es para comentar cosas sobre la ESPN. Que hay equipos de fútbol americano que, a través de sus directores deportivos y con el apoyo de los entrenadores, no permiten a sus jugadores tener cuentas en Twitter porque no pueden controlar lo que estos digan o compartan con la prensa o sus fans cuando éstos les preguntan. ¿Recordáis cuando Capello prohibió el uso de los teléfonos móviles en las concentraciones y exigía que estuviesen apagados? ¿Os imagináis a los jugadores de fútbol tuiteando? De hecho, se habla de no romper la concentración de los jugadores, que estos sólo mamen su deporte, y que no se les escape alguna noticia reseñable que no esté controlada por el área de comunicación del equipo (el apunte va más allá, y hace referencia a la poca confianza que ciertos deportistas de fútbol americano tienen entre los que les dirigen, que apunta directamente a la inteligencia de estos y a su bravuconería).

Lo curioso, sin embargo, es que grandes iconos deportivos del deporte americano como Shaquille O’Neal o Lance Armstrong, tienen su propio Twitter, y creen en la herramienta, hasta el punto que les hace la labor de página oficial en Internet. Allí sueltan lo que piensan, aunque a veces tengan que controlar lo que digan por la notoriedad de su persona, conversan con sus fans, dan primicias y se enteran de noticias que les incumben incluso antes de que les llegue la información por los cauces oficiales. Shaq ha sido un ejemplo, que ha provocado que dentro de la NBA, Twitter esté implantando tanto a nivel de jugadores, como equipos NBA, y entrenadores (otra cosa es cuánto lo actualicen).

Pero, regresando a la idea original de esta entrada, ese tabú y prohibición que implica su uso a cargo de los fans, en el fútbol americano universitario, la Southern Conference, ha emitido un comunicado anunciando la prohibición de que sus fans puedan distribuir imágenes y vídeos de sus partidos en tiempo real para uso comercial. Es decir, cumples el derecho de pagar una entrada para poder disfrutar el partido y no puedes tomar imágenes para tu consumo, ya que seguramente algún medio rastreando por Internet haga uso de las mismas para acompañar sus informaciones (todo esto me suena al manido debate de la piratería y el P2P).

Y ahí no acaba la cosa, porque en el fondo, el objetivo final es controlar toda la información que sobre los programas deportivos de las diferentes universidades de esa conferencia se produzcan. ¿Por qué? Al periodista le ponen cara y le pueden controlar, pero al aficionado que tiene la libertad para expresar sus pensamientos en su medio, no, y eso, con la mentalidad del siglo pasado, provoca terror. ¿La verdad oculta en todo esto? El dinero y la ESPN, que ha comprado los derechos de una competición a la que quiere convertir en otra NFL.

La guerra está declarada, sólo cabe esperar cómo se irán revelando los internautas, fans, aficionados… aquellos que son quienes de verdad dan vida a todo deporte que triunfa. Si esto sucede en EE.UU., viajemos a Europa y al fútbol, y preguntémonos cuánto tiempo se tardará en aplicar estas restricciones. Al final pasará, como en cualquier pase de prensa de una película: que deberemos dejar todos nuestros gadgets a buen recaudo en la puerta. Y ahí vendría mi crispación, ¿no se supone que pago por ver un espectáculo y ese derecho me permite hacer lo que quiera? De momento, nos libramos, pero no pondría la mano en el fuego.

[Vía | The New York Times]

[Más información | Sportyou]

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