Dos comentarios que me han llamado la atención en el Expansión de hoy.
En el editorial «A la búsqueda de un nuevo ‘made in Spain'», leo lo siguiente ante el problema de que muchas empresas salgan de nuestro país para irse a fabricar a los países del este, «… lo único que puede hacer nuestro país es fomentar factores como la formación, la especialización y el I+D, ya que las mejoras productivas basadas en la innovación y en la cualificación de los trabajadores son la única receta válida para hacer frente a la mano de obra barata de los países del este.»
Y en uno de los artículos de hoy, se hace eco de que «las empresas españolas no saben utilizar las patentes». En el informe anual correspondiente al ejercicio 2003 de la Oficina Europea de Patentes, respecto a la innovación en la UE, se comenta que «el I+D en España quedó una vez más en evidencia: las empresas apenas recurren a las patentes para proteger su propiedad intelectual y, cuando lo hacen, la inexperiencia les lleva a pagar por esta protección un 30% más que los alemanes y los franceses, y a tardar más en obtener rendimiento de su inversión.» Y esto a qué se debe, el mismo artículo lo aclara: «La diferencia se debe a que las empresas alemanas y francesas gestionan mejor la información compleja y especializada de la propiedad intelectual y el análisis de los riesgos, y renuncian con más agilidad a continuar el caro proceso para obtener una patente cuando detectan que sus invenciones no tienen posibilidades de obtener esta protección.»
Antes de poner la famosa i al I+D, sería conveniente reflexionar sobre estos comentarios, porque lo de gestionar las patentes y la propiedad intelectual en España, que es gestionar innovación, tiene tela. Esta es la realidad, y mejor nos iría aprender del modelo norteamericano, que no siempre van a tener cosas malas.