Eso es lo que deben empezar a preguntar las telefónicas con la tecnología VoIP y lo que va a provocar Skype… que viene el lobo, se dirán.
Ahora las grandes compañías de telefonía se encuentra ante el mismo problema que tuvo, hace tiempo pero de mucha actualidad, el sector de la aviación con las aerolíneas de bajo coste. Valor + Innovación o como alguien más diría ventaja competitiva. Un agujero en su cuenta de resultados cuando esta empresa vaya a más. ¿Por qué? Con ella la distancia se paga mucho más barata, es de fácil uso, no tienen que invertir en infraestructura y además su crecimiento es viral.
Hay muchas más empresas que empiezan a erosionar los ingresos de las operadoras como Net2phone o Vonage, como explica Francis Pisani en su artículo «Llamadas por internet: dos o tres veces más baratas», pero la revolución la va a marcar Skype, y a su sombra Free World Dialup, aunque esta última a diferencia de Skype no funciona cuando hay firewalls y el tráfico está manejado por servidores centralizados de empresas.
Detrás de Skype se encuentran los creadores de Kazaa, Nicklas Zennström y Janus Friis, y el mismo equipo de expertos programadores de Estonia que les ayudaron en el desarrollo. La red permite eso: innovación abierta. Acceso a otro tipo de gente con los conocimientos que uno no tiene para hacerlo. Otra cosa que nos enseña Skype.
Pero lo importante es la tremenda notoriedad que está logrando en tan poco tiempo: que si es el Kazaa del teléfono, que si da más luces que sombras en el P2P (con link a un buen artículo de Technology Review), que es la bomba, la última ‘disruptive technology’ aparecida o la más fascinante reinvención de la empresa desde que Alfred Sloan imaginó General Motors en la década de 1920, como algunos la han catalogado.
Lo que sí está claro es que es un servicio muy sencillo de manejar, como excelentemente explica Enrique Dans en su blog en probando Skype, y además lo describe tan bien, que a uno le entran ganas de instalárselo ya.
No obstante, detrás de todo lo que Skype está significando, hay una reflexión a considerar: el teléfono deja de ser un aparato, es una «aplicación», el software siempre en primera instancia. Y a lo que habrá que unir las implicaciones que traerá el considerar una posible convergencia entre VoIP y WiFi y sus repercusiones en la telefonía móvil. Otra preocupación más para los operadores. Y no deben olvidar, como bien considera Clay Shirky , que «las empresas instaladas no tienen más elección que adaptarse a VoIP algún día debido a los ahorros que representan y a su mayor flexibilidad».
Obviamente las grandes compañías, como AT&T y Comcast, están reaccionando y ofreciendo servicios similares. Y a esto hay que unirle las decisiones que están tomando al respecto las autoridades reguladoras, como le ha pasado a Vonage en su affair con el estado de New York, que la quiere considerar una compañía telefónica, con la implicación que eso supone a la hora de pagar unos impuestos que antes, al no ser considerada como tal, no estaba obligada a pagar.
Así que ya veo a las compañías telefónicas capaces de todo, y temblándoles las rodillas ante lo que se les avecina, y sólo pienso en España y el elevado número de inmigrantes que chatean y llaman a sus países. Y eso que aún no han entrado en acción gigantes como Microsoft o Dell. ¿Qué pasaría si deciden entrar en este negocio y se vuelven también compañías telefónicas? Yo lo dejo caer, pero auguro un panorama interesante y calentito… ¿y que viva la innovación!