La tabla que podéis ver sobre estas líneas corresponde a la demostración gráfica de lo que es el dilema del prisionero. Vendría a ser la estrategia a seguir por parte de dos prisioneros que han sido arrestados para obtener un mejor trato de la policía bajo unas premisas. Como los presos están separados e incomunicados deben decidir qué hacer pensando en lo que vaya a hacer el otro. Y en el cuadro están las opciones que cada uno podría escoger. Vistas las mismas, lo normal es que el sentido común te haga enfrentarte a tu colega y delatarle ya que el trato de la policía es el mejor. ¿Y si los dos hacen lo mismo? Resulta que el resultado mejor es el peor posible. ¿Qué hacer entonces? No delatar al otro prisionero ya que al menos así se obtendrá el mal menor minimizando el castigo. Es decir, optar por la opción que a primera vista no parece la mejor. ¿Os va sonando?
En este punto, os preguntaréis, ¿a qué viene todo esto? ¿Por qué en un blog de cine me pongo a hablar de una teoría económica y del dilema del prisionero? Porque volviendo al artículo que escribió Daniel Sánchez Arévalo, me da que nadie ha explicado a la gente del cine español este dilema, y que sus opiniones, como tantas otras, de echar las culpas a las descargas de Internet y no ver la solución real, tienen su explicación en el citado dilema y en el equilibrio de Nash… (más en blogdecine)